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Impotencia: Cuando la erección no se puede mantener durante el tiempo suficiente para eyacular dentro de la vagina, estamos frente a la impotencia masculina. Este problema afecta a más de 40 millones de hombres en todo el mundo. La erección depende de tres factores: vascular, hormonal, neurológico y psicológico. Cada uno de ellos contribuye de manera decisiva a la erección y, algún defecto en alguno de ellos, puede provocar impotencia. Pero el factor más importante y decisivo es el psicológico, lo que incluye: la ansiedad, el miedo a no poder mantener la erección, el miedo a que se vuelva a fracasar y el miedo a quedar mal ante la persona amada.

 

Incesto: Se llama así a las relaciones sexuales con parientes prohibidos por la cultura. En la cultura occidental se prohíben las relaciones que se producen entre padres, hijos y hermanos. En la Edad Media estaban prohibidas, además de las que se podían dar entre parientes hasta la cuarta generación, las que se producían entre alumno/a profesor/a, entre patrono y obrero, entre comadrona y los niños que había traído al mundo, entre padrinos y apadrinados; y en algunos lugares, entre vecinos del mismo pueblo. También estaba prohibida la relación entre adoptante y adoptado. El motivo siempre es el mismo, que la consanguinidad deteriora la sangre. En realidad, ésta es una falsa creencia ya que la sangre no se deteriora nunca. La naturaleza, en general, favorece la consanguinidad ya que de este modo las ventajas genéticas se instauran con mayor rapidez y los inconvenientes genéticos desaparecen, también con mayor rapidez, porque entre pariente próximos nunca quedan latentes.

 

Infantilismo: Se llama infantilismo, en sexología, a la satisfacción sexual que se consigue representando o viviendo como un bebé. Pero también es infantilismo el deseo de algunas personas de no crecer, que a veces implica una aversión al cuerpo adulto, a las tareas y deberes de la madurez, al vello facial o corporal y a los vestidos de de adulto. Algunos casos de anorexia son expresiones de un infantilismo.

 

Infibulación: Se llama así a una práctica (que fue muy frecuente en el siglo XIX) y que consiste en coser el prepucio, para impedir que el glande emerja, o los labios mayores para impedir una penetración. Solían hacerlo los padres para proteger la "pureza" de sus hijos. En la actualidad se continúa haciendo en África con las mujeres, como variante a la ablación del clítoris.

 

Intercambio de parejas: (swinging - en inglés “balancearse” o “hamacarse” en el sentido de de ir de una pareja a otra) En muchas culturas el intercambio de parejas o el ofrecimiento de la propia esposa a los invitados es una costumbre antigua, como en las de los esquimales. Estos últimos, cuando salían a cazar dejaban a su esposa con el vecino que cumplía sus funciones sexuales con él. También ofrecían sus esposas a los viajeros, pues las mujeres eran tan escasas que un hombre podía matar al marido, para quedarse con ella; por ello preferían dejárselas por las buenas mientras la necesitaran. En la actualidad hay clubes liberales en los que se practica el intercambio de parejas.

 

Inunción: Se llama así al hecho de ungir al compañero/a con aceite, espuma, crema etc. y después dejarse deslizar sobre su cuerpo. En los años sesenta se puso de moda, en los EE.UU., las fiestas llamadas de “Mazola”; ésta que era una marca de aceite de maíz en las que los participantes se untaban de aceite y luego luchaban, jugaban o simplemente se frotaban unos contra otros, hasta conseguir el nivel adecuado de excitación.

 

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