Temores sexuales de las mujeres

La relación sexual es un espacio donde, tanto mujeres como varones, nos entregamos a nuestras fantasías y deseos sexuales. Pero, también, es en ese encuentro con el otro/a, donde se desnudan nuestros temores.

 

Cada persona tiene sus temores en el plano sexual y no podremos generalizar, pero sí podremos afirmar que gran parte de estos temores vienen de la mala información que hemos obtenido y de lo que otras personas nos hayan contado sobre temas sexuales; esta incorrecta información puede estar basada en tabúes, falsos mitos, complejos personales, malas experiencias, la educación recibida o, simplemente, la desinformación sobre temas sexuales. Es por ello que, la falta de información/educación sobre asuntos sexuales es el primer temor que deberemos vencer, para recién poder lidiar con nuestros temores personales a nivel sexual.

 

El beneficio de la información/educación sexual nos permite tener una visión de la sexualidad más libre de estereotipos y de los roles de actuación de cada uno, para así lograr acceder a una práctica sexual satisfactoria, y superar aquellas relaciones sexuales frustrantes e insatisfactorias.

 

 

Consideremos cuáles son los principales temores de las mujeres que vinieron a consultar...

 

1. Temor a mostrarme desnuda

Si tenemos algún complejo físico, nos sentiremos vulnerables y preferiremos no mostrar nuestro cuerpo desnudo.

 

Ya sean el tamaño de los pechos, las formas de la vulva u otras partes del cuerpo, el sentir rechazo por ellos y considerarlos feos, nos hará decir las típicas frases: “Prefiero que lo hagamos con ropa” o “Mejor apaguemos la luz”. Esa valoración excesivamente crítica y negativa hacia el propio cuerpo físico, no es más que una manifestación de nuestra baja estima personal. Partir del concepto que el cuerpo perfecto no existe y que las peculiaridades de cada cuerpo nos haces especiales, es un buen postulado para comenzar a aceptarnos como somos.

 

La estima personal se manifiesta en la aceptación de nuestro cuerpo. Si nos vemos gordas o flacas, usar lencería erótica puede ayudarnos. Estrías, cicatrices, celulitis, barriguita (tripita), etc. puede hacernos percibir como personas no deseables para nuestra pareja. La publicidad que consumimos no debería afectar la manera en que vemos nuestros cuerpos, al punto de hacernos sentir incómodos. Nuestro cuerpo nos será atractivo por la actitud de aprecio que tenemos hacia él, como así por lo que hacemos y expresamos con él.

 

2. Temor a experimentar dolor

La penetración, durante el coito, puede vivirse como un acto agresivo, ya sea por haber vivido un abuso sexual o por sufrir molestias en la vagina durante la relación.

 

Con una buena lubricación podremos evitarnos el dolor y no debería ser un problema. Ya sea que tengamos unos buenos preliminares, en los cuales la vagina haya tenido tiempo de segregar sus fluidos para facilitar la penetración, como estemos en un coito rápido, siempre usemos lubricante.

 

3. Temor a no satisfacer a mi pareja

Nuevamente, la baja estima personal nos puede jugar una mala pasada e invadirnos con el miedo a decepcionar a nuestra pareja. Un factor que alimenta este miedo es pensar que nuestra pareja nos está comparando con otras, que haya tenido antes, y no estemos a la altura. Esa ansiedad e inseguridad por el rendimiento en la cama puede llegar a bloquearnos. En vez de ello, demos en el encuentro sexual lo que sabemos hacer y, si no lo hacemos bien, podremos aprender y mejorar.

 

La relación sexual es asunto de dos y va en dos direcciones: por un lado, buscamos nuestro propio placer y, por otro, la satisfacción de nuestra pareja. Si consideramos que aún nos falta y podríamos mejorar, en vez de preguntar: “¿He cumplido con tus expectativas?”, podríamos decir: “He tratado de satisfacerte, y me gustaría hacerlo mejor, pero necesito de tu ayuda”.

 

 

Algunas parejas no saben cómo comunicarse antes, durante y después de la relación sexual; en ese caso la consulta a un terapeuta sexual puede ayudarnos a romper con los tabúes: “de eso no se habla” o “tú deberías saberlo”. Tomar la iniciativa en la comunicación y enseñar a nuestra pareja, sobre lo que nos da placer, es algo que se aprende.una práctica sexual satisfactoria, y superar aquellas relaciones sexuales frustrantes e insatisfactorias.

 

1.       4. Temor a quedar embarazada

Tener un embarazo no deseado es una preocupación comprensible, ya sea cuando una comienza a tener relaciones sexuales, o cuando ya no quiere tener más hijos. Hay que echar mano de los recursos que tenemos como el preservativo (condón), el dispositivo intrauterino (DIU), las pastillas anticonceptivas, y la cuenta de los días fértiles e infértiles. Esperar no quedar embarazada, sin tomar las precauciones necesarias, nos priva de disfrutar de las relaciones sexuales plenamente, ya que nos mantendremos ansiosas, en vez de disfrutar del momento. Es preciso tomarse el tiempo de planificar si queremos, o no, quedar embarazadas, y tomar las precauciones necesarias; después podremos cerrar los ojos y abandonarnos al placer.

 

2.       5. Temor a ser usada

Hay mujeres que tienen como norma postergar las relaciones sexuales hasta que sientan que no las ven como objeto sexual que se usa y desecha. El ser cosificada y utilizada produce una herida difícil de cerrar que afecta futuros vínculos amorosos.

 

3.       6.Temor a no tener un orgasmo

Llegar al orgasmo es una experiencia por la cual hay que “trabajar”. Lograr ese clímax, a veces no es posible no porque nuestro cuerpo no funcione adecuadamente, sino porque no están dadas las condiciones para alcanzarlo.

 

Lograr orgasmos depende, en gran manera, del conocimiento que la mujer tiene de sí. No podemos esperar que nuestro compañero/a descubra qué me lleva al orgasmo, sin haberlo, yo, descubierto antes.  Para ello es necesario ese tiempo de autoestimulación a solas, para conocernos y saber qué comunicar a nuestra pareja sobre lo que nos estimula y lo que no.

 

Una creencia errada, muy extendida, es la de creer que con la penetración la mujer podrá alcanzar el orgasmo. Lo que tienen que tener en claro, los que participarán de la relación sexual, es que las mujeres obtienen orgasmos con la estimulación del clítoris.

 

4.       7. Temor a contagiarme

 

Nadie está exento de contraer una infección urinaria, vaginal o de transmisión sexual (ITS), aún con parejas estables. Será preciso tener una conversación honesta con nuestra nueva pareja en cuanto al estado de salud. Respecto a las enfermedades venéreas, podremos superar este temor, tomando las medidas de prevención, por lo general, con el uso del preservativo. El preservativo es seguro, siempre y cuando se usen lubricantes a base de agua y no de aceite (porque estos últimos tienden a romperlo).

 

¿Cómo vencer estos temores sexuales?

En primer lugar, informándonos. Ahora, a través de internet podemos acceder a información mucho más rápido y sin exponernos a la vergüenza de tener que preguntar a otras personas.

 

En segundo lugar, tenemos que separar “la paja del trigo”; no es lo mismo la información que obtenemos de un artículo o video de una persona que se dedica a repetir lo que dicen otros, que aquella información dada por alguien que está formado en sexología o psicología. Antes, se recurría a los médicos, exclusivamente, por temas sexuales, debido a su formación en el conocimiento del cuerpo humano; pero hoy se reconoce que, si no tiene una formación en sexología, su orientación va a ser limitada.

 

 

En tercer lugar, reconozcamos que hay consejos de familiares y amigos que son necesarios corroborarlos con un profesional. No está de más recordar que lo que se emite por medios pornográficos, aunque a muchas personas les han abierto los ojos y estimulado a ser más creativos a nivel sexual, forma parte de la “ficción”; son escenas o películas que no forman parte de la realidad y sirven para alimentar la fantasía.

Mi pareja me puede ayudar

Comunicar nuestros temores a nuestra pareja es fundamental para obtener comprensión y una futura superación. La comunicación a nivel de pareja debería ser un espacio seguro, de respeto, donde uno pueda desnudar sus miedos. El propósito es que no nos sintamos luchando solas/os, sino que encontremos comprensión y apoyo.

 

Conversarlo con nuestra pareja no es, para sin tratar de buscar culpables, sino para emprender juntos el camino de la superación, en aquello que, a nivel sexual, nos está perturbando. Podremos animarnos, mutuamente, a acudir a un especialista y mostrarnos dispuestas/os a participar en el tratamiento si fuere necesario.

 

Aunque la comunicación con la pareja es fundamental, muchas veces, un especialista nos facilitará recorrer un camino de superación más corto. Al principio, puede que, recurrir a un especialista se sienta como “incluir a un tercero/a” en nuestra relación. Si es así, no hay que ejercer ningún tipo de presión, ni condicionamientos, sino postergar la decisión cuando ambas partes lleguen a un acuerdo.

 

 

Si tuviéramos cáncer, seguramente que, nuestra pareja no se opondría a consultar a más de un especialista; pero cuando es un asunto sexual, se levantan las barreras. Hay parejas que batallaron, contra los prejuicios y la vergüenza, por largo tiempo hasta que se animaron.

 

Consulta y busca de ayuda

Cuanto más tardemos en buscar ayuda, estos temores más se enquistarán y más costará superarlos, debido a que las experiencias negativas se irán sumando y nos afectará no sólo a nosotras/os, sino a nuestra pareja si la tuviéremos. Superarlos, desde luego que podremos, pero el tratamiento es mucho ágil si acudimos en busca de ayuda, cuando el temor y la ansiedad llevan poco tiempo rondando nuestra cabeza; en vez de estar luchando con ellos por años.

Los problemas sexuales no se resuelven solos, con el paso del tiempo; por el contrario, la no resolución de los mismos, acrecientan la baja estima personal, promueven la abstinencia y, con el tiempo, pueden convertirse en una fobia que nos impida tener una vida sexual normal.

 

Tanto psicólogos como sexólogos pueden ayudarnos a superar esos temores, fracasos e incertidumbres. A los varones les cuesta más admitir los miedos e inseguridades y pedir ayuda. En cambio, las mujeres, suelen compartir con sus mejores amigas aquello que no va bien en la cama, esto las ayuda a poder sobrellevarlo, pero no es suficiente.

 

 

La sexualidad es natural, pero nos cuesta hablar de ella libremente. Sin darnos cuenta, el guardarnos nuestros temores e inseguridades, puede estar fracturando nuestra relación de pareja e impidiendo tener una actitud positiva en el plano sexual. Coge coraje y anímate a hablarlo con alguna amiga, con tu pareja sexual y, si consideras que tus miedos sexuales son  demasiado fuertes y que te cuesta superarlos, es un buen momento para buscar la ayuda de un especialista; al hacerlo, encontrarás recursos para mejorar tu autoestima y aprender a vivir sin miedos ni inseguridades, ello te beneficiará como persona y podrás lograr una vida sexual placentera.

 

Eugenio Wolyniec – Agosto 2023